La historia que comenzó como una aventura de un pionero y su intuición parece no tener final; sólo un continuo desarrollo. Año tras año, Bodegas Etchart elabora más de 6 millones de botellas que son comercializadas en la Argentina y en 30 países de todo el mundo. Hoy, la bodega suma 423 hectáreas plantadas, de las cuales el 40% son de Torrontés, un número que también representa más del 40% de la producción total de dicho cepaje en toda la extensión de los Valles Calchaquíes. Con una capacidad de almacenamiento que supera los 11 millones de litros, produce un gran abanico de etiquetas en base a cepajes tintos y blancos, y su equipo enológico y agronómico experimenta constantemente con variedades muy poco frecuentes en el norte de la Argentina.
A través de las etiquetas de Bodegas Etchart, los vinos del noroeste argentino conquistan paladares en todo el mundo.
Nosotros y el valle
Nuestra historia y la del valle están unidas desde hace más de 165 años. En 1850, una década después de la fundación de Cafayate, Flavio Niño y Plazaola decidió iniciar la actividad vitivinícola en este recóndito punto del mapa. En aquel entonces, cuando la región no era siquiera un proyecto de lo que llegaría a ser, este visionario implantó allí sus primeras vides blancas.
Entrado el siglo XX, más precisamente en 1938, Arnaldo Benito Etchart adquirió esta bodega que pertenecía a la familia de su mujer, Carmen Rosa, e inició el proceso de desarrollo que la ha llevado a convertirse en lo que es hoy: una de las más prestigiosas de la Argentina.
Bodegas Etchart es el establecimiento vitivinícola en operación más antiguo del valle y uno de los de mayor trayectoria del país: un auténtico sinónimo de Cafayate y sus vinos de altura.